EL
PROPOSITO DE LA ADORACIÓN
Fernando Orihuela
El
propósito de Dios al llamarnos a la adoración es encontrarse con nosotros y
moverse a nuestro lado, para que podamos llegar a ser pueblo de alabanza para
Su gloria.
Tal
concepto de adoración parece extraño para algunos cristianos porque sus propias
ideas son muy diferentes. Para algunos, la adoración es meditación o pensar
calmadamente en Dios. Para otros, va relacionada con la cultura y la educación.
Para muchos, puede ser un tiempo de estímulo emocional a través de los himnos
evangélicos y sermones.
Cada uno
de estos puntos de vista son valiosos, pero ninguno de ellos se refieres a la
razón principal para la adoración que Dios nos da en Su Palabra.
Tanto en
el Antiguo como en el Nuevo Testamento, Dios llama amorosamente a Su pueblo
para que juntos puedan experimentar Su presencia y poder. Ellos llegan a
conocerlo mejor a través de la adoración. Como un Padre, El viene a revelar Su
santa voluntad y propósito para sus vidas. De tal comunión con Dios emerge el
poder y la capacidad para servirle y honrarle fielmente como Sus amados hijos e
hijas.
Las
Escrituras nos muestran cuánto desea Dios que Su pueblo lo adore. De hecho, la
adoración es el medio a través del cual se prepara un lugar a Dios, para que El
pueda reunirse con Su pueblo y moverse entre ellos.
La
dirigir la edificación del Tabernáculo (una tienda para el Señor), Dios le dijo
a Moisés que dijera a los hijos de Israel: "Que me hagan un lugar santo
para reunión, para que yo more entre ellos... Y yo me reuniré con vosotros y
tendré comunión con vosotros..." (Ex.25:8,22).
En el
Nuevo testamento, Jesús comparte el mismo pensamiento: "Donde dos o tres
se reúnen en mi nombre, yo estaré personalmente en medio de ellos"
(Mt.18:20).
Las
Epístolas (las cartas del Nuevo Testamento) también apoyan y amplían esta idea,
porque tanto Pablo como Pedro escribieron las mismas cosas acerca de la
Iglesia: "En el cual (Cristo) también vosotros estáis edificados juntos
para lugar de morada de Dios a través del Espíritu" (Ef.2:22).
"Vosotros también, como piedras vivas, estáis edificados como una casa
espiritual, un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales
aceptables para Dios por Jesucristo" (1P. 2:5).
Los dos
últimos versículos pueden referirse a la Iglesia mundialmente, más bien que a
los servicios de los creyentes locales. Sin embargo, las palabras
"juntos" y "sacrificios espirituales" también parecen
referirse a la adoración en cualquier sitios donde un grupo de creyentes puedan
congregarse. En otras palabras, siempre que nos reunimos alrededor de Jesús, en
la mente de Dios nos convertimos en una casa espiritual o lugar vivo en el que
El pueda morar. Nuestro Padre celestial verdaderamente desea estar con Su
familia, y desea que seamos uno con El.
No deseo
decir demasiado, pero me preocupa que la mayoría de los creyentes, cuando se
reúnen para la adoración, en realidad no esperan que Dios:
1) esté
presente de una manera clara y significativa; o
2) haga
algo que pudiera ser notado claramente.
Sin
embargo, la Palabra de Dios dice claramente que El desea estar con Su pueblo y
obrar entre ellos de una manera personal y especial cuando se reúnen para
adorarle. Como dijo Jesús: "La hora viene y ahora es, cuando los
verdaderos adoradores adorarán al Padre es espíritu y verdad. Porque tales
adoradores busca el Padre que le adoren" (Jn.4:32).
Este
versículo muestra a Dios buscando gente ("adoradores verdaderos") que
hagan de Sus cultos de adoración un tiempo de:
1) vida
espiritual ("en espíritu), y
2)
equilibrio bíblico ("en verdad").
En otras
palabras, vamos a adorara a Dios de una manera real y viva.
RAZONES
EQUIVOCADAS PARA LOS SERVICIOS DE ADORACIÓN
Dios no
está haciendo un examen bíblico los domingos para ver qué personas tienen las
respuestas correctas de manera que pueda bendecirlas la semana siguiente;
tampoco está llevando una encuesta celestial para ver quiénes asisten a la
mayoría de los servicios. Estas son razones equivocadas para la adoración.
Mostramos
nuestra fe en Dios cuando adoramos, y nuestra presencia en un servicio puede
ser un testimonio para otros. Sin embargo, ninguno de estos hechos es la razón
principal por la que Dios nos ha ordenado adorar.
Además,
nuestro servicios no están planeados solamente para fortalecer nuestro andar
con Cristo. Es verdad que la instrucción de la Palabra y la comunión juntos nos
ayudan en nuestro crecimiento espiritual, pero Dios desea algo más - algo para
El mismo. Desea un lugar para mostrar Su presencia, poder, amor, sabiduría - en
resumen, El Mismo!
Los
creyentes tiene que congregarse a fin de que pueda haber un tiempo y lugar para
que el Señor amoroso muestra Su gloria. Así que, cuando la congregación se
reúne en "la Iglesia en el Camino", esperamos que suceda algo. No nos
reunimos para un espectáculo o un sermón. Nos entregamos a la adoración,
deseando hacer lugar para que Dios more en nuestros medios, de manera que pueda
darnos forma y obre entre y a través de nosotros.
LA
ALABANZA: UN LUIGAR REGIO PARA DIOS
A causa
de mi trasfondo, me fue difícil llegar al lugar donde pudiera entender el
verdadero significado de la adoración. A menudo escuchaba a dirigentes que
invitaban a los adoradores alabar al Señor citando el pasaje: "El Señor
habita en las alabanzas de Su pueblo". Más tarde en mi ministerio como
pastor, descubrí que el versículo no había sido citado con propiedad. De hecho,
se lee de la manera siguiente "Pero Tú eres santo, Tú que habitas (vives
en) las alabanzas de Israel" (Sal. 22:3).
La
palabra hebrea "yawshab" (habitar") significa más exactamente:
"sentarse, morar, permanecer". El significado puede cambiar para
encajar en la acción de la persona. Describir a un juez, por ejemplo, puede
significar "sentado en el tribunal" o :en juicio". Describir a
un maestro, puede significar "sentado en clase para enseñar".
ESPERANDO
Y ANIMANDO EL ESPIRITU DE ALABANZA
Para el
tiempo en que vinimos a la ciudad de Van Nuys en California, me di cuenta que
Dios se complace en la congregación que se reúne con regularidad para alabarle
y adorarle, quienes anhelan ver sus maravillas manifestarse entre ellos. Pero
aún tenía que aprender muchas lecciones.
Para
empezar, tuve que aprender a esperar y a estimular con fuerza el espíritu de
alabanza en los cultos.
Esto no
vino con facilidad - y no porque nuestra pequeña congregación no quisiera
alabar. Ese pequeño grupo de hermanos amados tenía una extensa historia -algo
así como 50 años - de adorar a Dios de manera receptiva y libre. Pero ningún
cúmulo de trasfondo religioso asegura la alabanza viva.
En este
caso, creo que la mayoría de ellos dirían ahora que su alabanza se había
convertido en una rutina carente de vida.
Aun la
gente sincera, sin saberlo, puede llegar a ser como aquellos a los que habló
Jesús, usando las palabras de Isaías: "Este pueblo me honra con sus labios
pero su corazón está lejos de mí. Porque ellos me adoran en vano..."
(Mr.7:6, 7:Is. 29:13).
LA
RUPTURA DE CADENAS EN LOS EDIFICIOS DE ADORACIÓN
Aparte de
la misma gente, el edificio de la iglesia producía una sensación extraña y
desagradable. No era cuestión de cómo se veía, puesto que daba la impresión de
ser cálido y acogedor. Pero a veces sentía una sensación de
"frialdad". El efecto era como si alguien produjera una sensación oscura
y pesada, o como una manta mojada arrojada al fuego. Casi parecía como si una
persona (o ser) viviera en esa habitación - alguien que deseara detener la
adoración de todo corazón dentro de aquellas paredes.
Esto no
estaba solamente en mi mente. También otra gente lo notaba, siempre que
hablaban de ello, no comentaba nada para evitar algo que pudiera comenzar una
forma negativa de pensar.
A medida
que estaba cada vez más consciente de esta presencia desagradable, una
escritura de la Palabra de Dios me vino a la mente, una parte que enseña al
pueblo de Israel la manera más adecuada de limpiar una casa tocada por la
lepra.
Me parece
extraño pensar que la enfermedad pueda estar en un lugar, pero me ayudó a tomar
seriamente la cuestión y a no desechar la sensación de pesadez que sentía a
veces en el corazón como si fuera una mera actitud mental. Decidí hacer algo al
respecto.
Varias
veces cada semana, caminaba a través del lugar de adoración cuando no había
nadie. Cada vez que lo hacía aclamaba las alabanzas de Dios y palmoteaba las
manos, confesando la gloria y el honor de nuestro Señor Jesucristo. Dejaba que
el gozo fluyera de mí, a pesar de quien estuviera haciendo de Su santuario un
lugar oscuro y lóbrego espiritualmente. Hay un gran poder en la alabanza y con
el tiempo ganamos una victoria maravillosa sobre aquel espíritu de pesadez (Lea
Isaías 61:3).
TEMIENDO
AL HOMBRE O COMPLACIENDO A DIOS
La crisis
en la lucha contra ese espíritu tuvo lugar un domingo de octubre de 1970.
Durante nuestro servicio, uno de los miembros habló una palabra en el espíritu,
dirigiéndonos a alabar al Señor. Las palabras eran habladas con gracia y
estaban perfectamente en orden, pero sucedió una cosa extraña; nadie dijo ni
hizo algo en respuesta. Yo había esperado que la gente contestara con manos y
voces alzadas en alabanza al Señor. Pero no sucedió nada.
No sabía
exactamente qué hacer. No deseaba hablar directamente sobre el asunto porque un
número de visitantes estaban presentes. (lamentablemente, todo pastor se ve
tentado de vez en cuando a hacer que la iglesia "dé una buena
impresión" a los visitantes.). Tenía miedo de que cualquier corrección por
mi parte en ese tiempo fuera a estropear el espíritu apacible del servicio.
Pero fue
entonces y allí mismo donde hice la decisión de que nunca permitiría otra vez
que el temor del hombre me impidiera complacer a Dios y hacer Su voluntad.
Descendí del área del púlpito, me coloqué frente a la congregación - alrededor
de 100 presentes - y dije: "Primero, deseo decir a todos los visitantes
que no se sientan incómodos por lo que voy a decir. Por favor, sepan que deseo
que se sientan bienvenidos. Al mismo tiempo, como pastor de esta iglesia, tengo
que hablar unas pocas palabras para corregir a este cuerpo."
Entonces
cambié mi tono para expresar mi angustia: "Iglesia,¿saben ustedes lo que
hemos hecho? Dios por Su Espíritu Santo nos ha llamado apaciblemente para que
le alabemos por Su gran amor y bondad hacia nosotros, pero nos hemos quedado en
silencio. Estoy seguro de que ninguno de nosotros desea desobedecer la Palabra
o al Espíritu, Así que, vamos a detener todo y a entregarnos a la adoración y a
la alabanza hasta que, juntos, sintamos que hemos respondido de verdad al
llamado de Dios para la adoración."
Y lo
hicimos, Nos pusimos en pie y cantamos un canto de alabanza. Después de esto
adoramos hablando de las glorias del Señor. En los siguientes breves minutos,
la habitación pareció ponerse más brillante - no para los ojos - sino de una
manera que claramente nos dio a entender que habíamos hecho lo correcto.
Esa misma
tarde, mientras la congregación estaba cantando himnos, me volví a Chuck
Shoemake, sentado cerca de mí. "Chuck", le dije: "un gran
espíritu de gozo y libertad nos acompaña esta noche" Estuvo de acuerdo con
una sonrisa, afirmando con su cabeza mientras cantaba gozosamente junto a toda
la congregación.
LA
PALABRA DE BENDICIÓN DE DIOS
No pensé
ya más acerca del asunto hasta la semana siguiente. Una vez más el Señor me
habló muy claramente cuando conducía a casa desde el Colegio Bíblico: "La
razón de la libertad que tuviste el domingo se debe a que el dominio del
espíritu de pesadez que habías estado sobre la iglesia a sido roto".
Mi
espíritu saltó dentro de mí y empecé a sonreirme para conmigo mismo. Algo
maravilloso había tomado lugar, y mi corazón estaba contento. Además, la misma
alegría había estado en los rostros de la congregación desde entonces. Algo que
impedía había sido eliminado y la alabanza comenzó a fluir libremente desde ese
día especial.
"En
tu presencia hay plenitud de gozo; a tu diestra hay placeres para siempre"
(Sal. 16:11).
Hoy la
alabanza empieza tan fácilmente, y la gente entra con alegría y libertad en
"La iglesia en el Camino". A menos que alguien haya estado allí en
ese primer año y medio, no podría imaginar los duros tiempos por los que
atravesamos. Desde que ese espíritu fue abatido, nuestro servicios han venido a
ser verdaderos tiempos de gran gozo.
No es
asunto de elaborar la alabanza por el esfuerzo y la emoción humanas. En lugar
de eso, animamos sencilla y cálidamente a todos para que ofrezcan una adoración
amorosa a Dios. Los resultados son siempre los mismos:
1) la
presencia de Dios desciende sobre los servicios;
2) la
congregación muestra alegría verdadera en El;
3) la
Palabra de Dios y la fe vienen a ser factores vivos para el resto del culto de
adoración;
4) el
Señor nos visita y tenemos comunión con El.
Mereció
la pena continuar alabando durante meses aun cuando sentíamos que algo nos
impedía y fue meritorio también que disgustaramos a unos cuántos visitantes.
Habíamos preparado nuestra casa para Su presencia moradora, con el deseo de que
pudiéramos alabarle y adorarle siempre en Espíritu y verdad.
En
realidad sólo pasaron unos tres meses antes de que el Señor nos volviera a
hablar otra vez, dándonos la siguiente palabra de bendición: "He dado mi
gloria para que more en este lugar" ¿Quién podría pedir más?
VENGA TU
REINO
"Venga
tu reino, hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo" (Lc.11:2)
Conocemos
estas palabras de la Oración del Señor, pero ¿ qué significa realmente? . Creo
que la mayoría de las personas las consideran como yo lo hice una vez. Pensé
que aquellas palabras eran una oración para el futuro - para "algún
día" cuando Cristo volviera para edificar Su Reino perfecto sobre la
tierra.
Por
supuesto que ese día se está acercando, y deberíamos orar por él en el espíritu
de las palabras con las que Juan concluye las Escrituras: "Sí, ven Señor
Jesús" (Ap 22:20).
Pero aquí
está la parte que hemos fracasado en ver: Jesús expresó las palabras
"Venga Tu Reino" con referencia, no a Su Futuro Reino, sino como una
oración para que Su gobierno real fuera puesto en operación por el ministerio
de la Iglesia en nuestros días.
La
adoración abre las puertas al gobierno de Dios. La oración del Señor lo enseña.
La oración empieza con alabanza, después pide la presencia gobernadora de Dios
para entrar en el poder del Reino: "Cuando oreís, decid: Padre nuestro que
estás en los cielos, santificado sea Tu nombre". Esto es un llamado a la
adoración. Es como el "santo , santo, santo" que se oye de parte de
todos los santos mientras adoran a Dios alrededor de Su trono.
Jesús nos
está ensenando que lo más importante acerca de la oración es la relación que
tenemos con Dios como nuestro Padre celestial. El es santo y amoroso en todos
Sus caminos, y realmente digno de nuestras alabanzas. Por consiguiente, es muy
apropiado que nuestras alabanzas empiecen siempre con adoración .
El Señor
nos instruye para que oremos: "Venga Tu Reino - aquí - y ahora - como ya
opera en le cielo". El lenguaje en el cual fue escrita la Escritura es más
definido : "Que venga en este punto del tiempo".
LA
RELACION ENTRE ADORACIÓN Y EL REINO
A medida
que el tiempo pasaba aprendimos cada vez más sobre la relación entre la
adoración y el Reino. Descubrimos que, durante los tiempos de alabanza, Dios se
sentía complacido al obrar poderosamente en medio de nosotros - salvando,
sanando y entregando a la gente a la plenitud del Espíritu.
Fue
durante un período de dos semanas en agosto de 1973 cuando una cantidad de
cosas poco usuales acontecieron en nuestra iglesia local. Todas ella fueron
utilizadas por Dios para mostrarnos más claramente la manera en que nuestras
alabanzas se habían convertido en un trono desde el cual El puede realizar
obras poderosas de Su Reino.
Nuestra
facultad pastoral generalmente se reúne las noches de los sábados para orar por
el servicio del domingo. Una noche así, mientras estábamos orando, me sentí
movido a pedir que nos colocáramos en las cuatro esquinas del santurario de
adoración y levantáramos nuestras manos como si estuviéramos alzando una
cubierta. De hecho, pareció venir a mi mente un mandato -"Levantad la
cubierta"- y sentí de alguna manera que nuestras oraciones estaban
haciendo una morada similar a una tienda para el Señor.
Cuando lo
hicimos, todos sentimos una clara sensación de la presencia de Dios alrededor
de todos nosotros mientras adorábamos. Pasó cerca de una hora mientras nos
regocijábamos al saber que Dios estaba complacido con nuestra alabanza.
Cuando
nos reunimos dos semanas más tarde, sentí otra vez que deberíamos "ir y
colocarnos en los cuatro rincones". Fui lento para hacerlo. No me gusta
hacer nada solamente porque sí, o como un intento de la carne de "obtener
sensaciones". No deseo llegar a ser como la gente que piensa que siempre
necesitan sentarse en un lugar determinado, o arrodillarse de cierta manera u
orar con un cierto tono de voz para llegar a Dios. Tales hábitos pueden
convertirse en falsas formas religiosas, y no dan lugar para los caminos
creativos y especiales en los que el Espíritu Santo debe obrar.
Pero
finalmente vencí mi preocupación. Dije a los otros hermanos: "No deseo
parecer que estoy intentando conseguir que algo marche, o hacer de esto un
suceso regular, ni nada de ese tipo, pero creo que vamos ponernos de pie en
alabanza en las cuatro esquinas otra vez".
Lo
hicimos. Ellos me comprendieron y fueron a las esquinas del lugar de adoración
y se pusieron de pie en cara al centro, uniéndose en oración y alabanza como antes.
Solamente
unos pocos minutos más tarde, Paul Charter dijo: "Hombres, no sé cómo les
va a parecer, pero creo que el Señor me ha mostrado algo. Déjenme decirles algo
sobre ello para que puedan juzgarlo, porque puede sonar extraño. Creo, no
obstante, que es del Señor.
Le
dijimos que hablara, y empezó diciendo: "El Espíritu Santo está
mostrándome que puede haber una razón divina para que deseemos adorar otra vez
al Señor en las cuatro esquinas del edificio. Creo que hay cuatro seres
angélicos estacionados aquí con nosotros y que nos estamos uniendo a ellos para
alabar a Dios".
Ninguno
de nosotros se sintió excitado, ni actuamos contra lo que Pablo había
compartido. Aceptamos sus palabras, pero no les dimos gran importancia. No
sabíamos de nada contra ellas en la Escritura.
No
estábamos adorando ángeles, por supuesto. Eso no sería bíblico (Co. 2:18; Ap.
19:10). Pero, sí lo que él había dicho era cierto, estábamos uniéndonos con una
adoración que ya estaba en funcionamientop, tanto en el mundo visible como en
el invisible. Sus palabras nos dijeron algo que no sabíamos, pero no nos
hablaron nada más en esa ocasión.
REVELACION
DE LA PALABRA DE DIOS
Alrededor
de diez días más tarde, estaba en la iglesia para un culto de adoración a las 6
a.m. con algunos de los hermanos de la congregación.
Mientras
me estaba arrodillando con los otros en oración por las muchas necesidades que
se nos habían traído, el Señor me habló. Lo que me dijo me dejó perplejo:
"Los cuatro ángeles de los que Pablo te habló la otra noche son los cuatro
seres vivientes de los que se habla en el capítulo 4 de Apocalipsis".
Sentí
decir: "Perdóname Dios".
Aquí
estaba yo, intentando orar como un creyente fiel, y el Dios del cielo (yo sabía
que era El porque conozco la voz de mi Padre) me estaba diciendo algo extraño.
Estaba pensando en decir: "Seguro, Señor, por supuesto", de la misma
manera en que se puede hablar a un niño que nos está contando una historia con
el fin de que la creamos.
Pero esto
no era una broma; el Señor me había dicho algo. Me detuve, pensé un momento,
abrí la Biblia y leí ese pasaje de la Escritura.
Los seres
angélicos en Apocalipsis 4 son los querubines. Se habla de ellos en otros
lugares de la Palabra, y están siempre conectados con el trono de Dios. Un
estudio de ellos en la Escritura parece mostrar que son los dirigentes de la
adoración que esparce la gloria de Dios a través de toda la creación. Al
principio, en Apocalipsis 4, vemos a estos cuatro seres adorando. Pero el
círculo de la adoración se ensancha bajo su dirección hasta que, en el capítulo
5, toda la creación se une en un gran canto de alabanza.
No
obstante, lo más que me llamó la atención, no fueron los cuatro seres en sí;
fue su posición alrededor del trono. "Y delante del trono había un mar de
cristal como vidrio; y en medio del trono, y alrededor del trono, estaban los
cuatro seres vivientes..."" (Ap.4:6)
El que
los cuatro seres vivientes estuvieran en cuatro lugares alrededor del trono era
muy similar a las palabras que Pablo había compartido unas cuantas noches
antes. Todavía no veía la importancia de nada de esto, y fui lento para buscar
las respuestas. Así que, lo olvidé.
Si
hubiera realmente trabajado duro "intentando" descubrir algo de gran
importancia
espiritual en los sucesos de las dos últimas semanas, honestamente hubiera
dudado de mis hallazgos. Tal y como fue, ni busqué respuestas ni pensé más de
ello.
UN CUADRO
DEL PROPOSITO MAJESTUOSO DE LA ALABANZA
Alrededor
de dos semanas más tarde cuando estaba yendo hacia el edificio de la iglesia en
mi automóvil, sin preguntarme ni pensar en el tema, Dios me mostró el
significado de estas palabras en un cuadro simple y claro.
Yo había
decidido ya que Dios no estaba diciendo que los cuatro querubines se habían
movido a nuestra dirección. Eso habría sido estúpido. Creí, sin embargo, que El
me estaba enseñando una verdad importante que serviría de aplicación al pueblo
de Dios en cualquier sitio en que pudieran reunirse para adorarlo.
De una
vez, el Espíritu Santo colocó los siguientes puntos de comprensión en el
interior de mi alma:
1) Cada
cuadro del majestuoso trono de Dios mostrado en la Biblia nos habla tanto de su
Gloria como de la presencia de estos seres angélicos (Is.6, Ez.1, Ap.4).
2) Los
cuatro seres angélicos están estrechamente colocados a los cuatro puntos
alrededor del trono real de Dios (Ap. 4:6).
3) Estos
seres dirigieron la alabanza y parece que atrajeron a toda la tierra a cantar
con su adoración al Creador y Rey (Is. 6:3).
4) Como
congregación, hemos decidido ser un pueblo de constante alabanza y adoración,
que honra la Palabra de Dios y da gloria al Hijo de Dios. La Biblia dice que
Dios está entronizado sobre esas alabanzas. (Sal.22:3)
Entonces,
para mi completa sorpresa y gozo, el Espíritu Santo me ayudó a ver algo hermoso
que de otra manera hubiera perdido: la adoración de la congregación nos ha
puesto en linea directa con el majestuoso trono de Dios según Su Palabra. Los
seres angélicos no se han movido a nuestro lugar, por el contrario, nuestra
adoración "nos ha puesto en línea directa con el trono de Dios".
Vi
también que el Reino de Dios no conviene a nosotros en poder por vía de
nuestros esfuerzos a fin de colocarle en nuestros medios. Por el contrario,
cuando nos acercamos a El en adoración, se allega a nosotros en amor - lo
suficientemente cerca para estar entronizado sobre nuestras alabanzas (Stg. 4:8;
Sal. 22:3). La adoración es una manera de unir el cielo y la tierra.
Para en
realidad llegar a ser un pueblo que camine en espíritu de adoración, es algo
que no sucede de la noche a la mañana. Es una cosa que una persona abra su
corazón a los impulsos de Dios, que reciba una respuesta instantánea y otra
bastante distinta ver el espíritu de adoración y alabanza enraizarse en una
iglesia entera. Sin embargo, no hay mayor privilegio o deber que adorar
fielmente a Dios con todo nuestro corazón.
La gloria
de Su manera de obrar, aquí o en cualquier parte. no se debe al tamaño, la fama
o al crecimiento ni a ninguna de las cosas que los hombres aprecian tanto. A
menudo digo: "Que cada miembro de la 'Iglesia en el Camino' sepa que la
única gloria que deseamos tener es como adoradores que están complaciendo al
Padre. Cualquier otra cosa más que desee de nosotros fluirá libremente de
eso".
Si la
adoración es dirigida por un deseo de alabanza de los hombres, o juzgada por
nuestro gustos y desagrados, perderemos la bendición de Su presencia poderosa,
y Su gloria y las obras maravillosas entre nosotros se eran limitadas.
Los
creyentes del Nuevo Testamento saben que la adoración no es obra de la mente o
de las emociones. La adoración es el ser completo del hombre.
brillando
en la vida que el Espíritu Santo da, ofreciendo sacrificios espirituales:
"Os urjo, hermanos a que ofrezcáis vuestros cuerpos como sacrificio vivo,
santo y que complazca a Dios. Adoradle con todo vuestro corazón, mente y
cuerpo. No penséis no actuéis como el mundo que no valora la adoración de Dios,
sino aprended a pensar como El lo hace, de manera que podáis conocer y hacer Su
voluntad de la manera que le complace a El" (Ro.12:1,2; He. 13:51; 1P.
2:5; Sal. 51:7).
La
palabra griega para adorar, "proskyneo", en realidad significa
"inclinarse delante de Dios". El corazón de la alabanza no es
humillar nuestros cuerpos a tierra, sino humillar nuestro orgullo delante de
El.
Cuando
uno está solo, puede humillar su cuerpo delante de Dios, pero no hay espacio
suficiente para hacerlo así en nuestra adoración pública. Sin embargo, es
esencial que humillemos nuestras voluntades humanas delante de El, una y otra
vez, siendo que nuestro orgullo caprichoso puede volver a erguirse con gran
facilidad.
Que el
Espíritu Santo nos libere de nuestro orgullo vacío y nos enseñe que nuestro
mayor llamado es alcanzado cuando entramos en la presencia majestuosa del Rey
con adoración, alabanza y acción de gracias. Es de esa manera que en realidad
hacemos lugar para que Su gloria more entre nosotros.
PAUTAS
PARA LA ADORACION
Aquí hay
un bosquejo para la adoración que hemos encontrado muy útil.
Adoremos
pues...
...con
nuestro espíritus nacidos de Dios (Ro. 1:9)
Adorando
en Espíritu (Jn 4:23,24)
Cantando
himnos espirituales (Co.3:16; Ef.5:19)
Dando
gracias "bien" por el Espíritu (1Co.14:15-17)
2. ...con
nuestras mentes hechas nuevas en Dios. (Fil 2:3-5)
Adorando
por obediencia con entendimiento (Ro.12:1; 2Co. 10:5).
Orando
con entendimiento (1Co.14:15)
Alabando
con entendimiento (Sal. 47:6,7)
3. ...
con nuestras emociones vivas para Dios (Col. 3:23; Ro.12:11-15)
Con
nuestra aclamaciones y palmoteando las manos al Señor (Sal. 47:1)
Mostrando
nuestro gozo y dando graciasn (Sal. 47:1; Sal 100:1,4;Fil.4:4).
Estando
en silencio delante del Señor (Sal. 46:10; Hab. 2:20)
4. ...con
nuestro cuerpos entregados a Dios (1Co 6:19,20)
Arrodillándonos
en adoración (Fil.2:9,10)
Inclinando
nuestras cabezas (Miq. 6:6-8)
Levantando
nuestras cabezas (Sal. 3:3,4; He. 4:16)
Levantando
las manos (Lam. 3:40,41; Sal. 63:3,4)
Moviendo
las manos en alabanza (Lv.9:21)
Danzando
con gozo delante del Señor (Sal. 149:3; 150:4; 30:11)
Aunque
este bosquejo es solamente el inicio en un estudio de adoración y alabanza,
puede llevar mucha bendición cuando estos principios son puestos en práctica
fiel y obedientemente. He descubierto esta verdad a medida que he dirigido a mi
congregación en las sublimes alabanzas a Dios, y estoy seguro de que sucederá
lo mismo con ustedes. El tema principal es la gloria a Dios, y el fruto de esto
es Su Reino - aquí y ahora-
Fernando Orihuela
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMuy bueno! gracias por compartir! Bendiciones
ResponderEliminarComo siempre, una gran bendición.
ResponderEliminarNunca se detenga en compartir lo que a Dios le ha placido enseñarle.
Saludos desde San Luis Potosí, México.
gracias por compartir experiencias, conocimientos. todos necesitamos saber como adorar al Padre. amen y bendiciones. se anhela.
ResponderEliminargracias por compartir experiencias, conocimientos. todos necesitamos saber como adorar al Padre. amen y bendiciones. se anhela.
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