sábado, 26 de mayo de 2012


La llave de David: Adoración Continua
Escribe: Rony Chavez


“Escribe al ángel de la Iglesia en Filadelfia:
esto dice el Santo, el verdadero, el que tiene la
llave de David, el que abre y ninguno cierra y
cierra y ninguno abre” Apocalipsis 3:7
Mucho se ha escrito sobre el Apocalipsis y
mucho sobre la llave de David. Yo sólo daré un
enfoque o apreciación particular. Mi opinión
personal es que Dios le entregó a David una
llave de sabiduría que le abrió puertas enormes
de autoridad espiritual.
David fue rey de Israel por aproximadamente
40 años. En este largo reinado, ningún enemigo
por numeroso o fuerte que fuera, pudo hacerle
frente. David fue sentado en niveles muy altos
de autoridad y poder terrenal. Creo que todo
esto fue posible sólo porque él como vidente
(profeta de Dios), aprendió a influenciar el
ámbito espiritual, el cual posteriormente
afectaría el mundo natural, las circunstancias
que le rodeaban.
David tenía un secreto revelado por Jehová el
cual le garantizaba en sus batallas la
intervención divina y por ende, la derrota de sus
adversarios.
Su secreto movía a Dios; activaba el ejército
celestial y destruía la fuerza contraria.
David tenía una llave por gracia, el Padre Dios
le había revelado que las batallas las gana Dios.
El rey debía afectar el mundo espiritual y sus
enemigos caerían. El rey David aprendió a
enternecer a Dios y mover Su corazón a favor
de Su pueblo. El rey tenía una llave; la llave de
David. Esa llave o secreto davídico asentó el
trono de Dios por años en Israel y lo envolvió
con Su gloria. Esa llave abrió la puerta de la
victoria y de la prosperidad. Atrajo hacia él
fama, renombre y honor entre los pueblos. En
realidad, el Señor le dio todo esto al activar la
llave; “la llave de David”.
Cuando el Espíritu de Dios impulsó a Juan a
escribir la carta a la Iglesia de Filadelfia, presentó
al Señor como el dueño de la llave de David.
Desde luego que David sólo fue un receptor de la
revelación divina, pero es Dios quien tiene la llave
en Su mano santa. Es obvio que con esa llave se
abren puertas que nadie puede cerrar. Esa puerta
son bendiciones divinas, influencias sobre
ciudades y naciones y el poder apostólico para
hacer la tarea misionera en los confines de la tierra.
Dios dijo a Filadelfia, a su Iglesia establecida en
esa ciudad “Yo conozco tus obras; he aquí, he
puesto delante de ti una puerta abierta, la cual
nadie puede cerrar” (verso 8a).
La Iglesia de Filadelfia recibió de manos del
Poseedor de la llave de David; de Aquel que abre
y ninguno cierra y cierra y ninguno abre, la
protección y unción para las misiones en el
mundo. Aunque ésta fue una Iglesia humilde y
sin muchos recursos económicos, guardó la
Palabra y el testimonio. Esa Iglesia Filadelfia,
guardó la Palabra y la practicó, por ello Dios la
ungió. Aleluya.
Cada iglesia en las naciones puede recibir
incrementos impresionantes en sus niveles de
autoridad cuando Dios abra la puerta a través de
la llave de David.
Esa bendita llave es la “Alabanza de Alto Nivel”
o la “adoración de Excelencia” al Gran Rey.
Como profeta, David fue ministrado
profundamente por el “Espíritu de Sabiduría” en
lo concerniente a la adoración celestial, la cual
activaría la mano de Dios a su favor y atraería Su
Presencia.
Dios puso en su mano una llave, si aprendía a
usarla, Jehová estaría siempre en su reinado y
edificaría su reino.
David fue diestro en usar la llave; de él aprendimos
los principios más sencillos pero trascendentes de
la exaltación de la Divinidad.
En el tabernáculo de Moisés, se ofrecía cada tarde
y cada mañana holocausto a Jehová. Estas
ofrendas se conocían como el “Sacrificio
continuo”. Era necesario a través de esta práctica
ceremonial mantener el fuego y la ofrenda
constantemente. Este sería un anuncio profético
de la perpetuidad del sacrificio de Cristo y su
extraordinaria eficacia.
David bajo “el manto de la revelación profética”,
entendió el simbolismo y recibió del Espíritu que
estos sacrificios u holocausto continuo (de
animales) dejarían de ser para dar paso a otro tipo
de sacrificio continuo: el de la alabanza y la
adoración al Dios Viviente.
David descubrió que estableciendo una alabanza
continua, adoración verdadera al Señor las 24
horas del día, era como levar a la esfera del
cumplimiento profético todo lo anunciado en las
ofrendas y ceremonias de Moisés. Esa adoración
continua, durante todo el día, atraería la Presencia
Divina entre el pueblo de Israel.
David estableció turnos sacerdotales para llenar
la nación y el santuario de alabanza. Instituyó el
servicio de músicos y cantores para ministrar
continuamente ante el Arca del Señor.
Este adorar de continuo entronizó a Jehová en el
Campamento de Israel. Dios quiso estar allí, David
y su pueblo le ganaron el corazón. Jehová gozaba
de estar allí ante un pueblo contrito y humillado.
La adoración fue la llave de David. Su meta era
el Arca del Pacto, sólo anhelaba a Dios en Israel.
Aleluya.
El Tabernáculo de David, lamentablemente ha
terminado siendo interpretado como un simple
modelo de alabanza, un manual de música y canto.
No y mil veces no; David nunca quiso establecer
un molde rígido de alabanza o una única forma
de darle canción y música a Dios.
No, la meta de David no eran formas de alabanza
o estilo de música o tipo de instrumentos. Su meta
era más elevada, era elevadísima. Su meta era Dios
mismo.
David sólo escudriñó la Escritura, sólo buscó
sabiduría en el secreto del Señor para acercar a
Dios y perpetuar Su Presencia en Israel.
Bajo esa búsqueda ferviente de Él y bajo ese
anhelar continuo de Su Presencia, el rey se
encontró con la llave que desató sobre él la más
elevada autoridad delegada.
Esa llave, la adoración en espíritu y verdad, lo
llevó a proclamar que hay un sin fin de formas a
través de las cuales yo puedo glorificar al Padre.
Su intención era practicarlas todas con tal de que
Jehová viniera a Sión. Aleluya.
David nos dio el mensaje: lo más importante de
todo es tener a Dios con uno; hagan todo lo que
deban hacer para atraer Su Presencia y cuando la
tengan, no lo dejen irse, denle alabanza continua
cada hora del día. Túrnense, organícense y tome
cada uno su instrumento y el corazón en la mano
y mantengan con su alabanza y ofrendas de
adoración, el fuego encendido en el altar. Esa es
mi llave, nos enseñó David. Si quieren victoria
continua, renombre, bendición, prosperidad y
unción, úsenla de inmediato.
Esa es la llave; actívenla. Reconozcan su grandeza
entre los pueblos. Amén.
Derchos reservados: Rony Chavez
www.ronychavez.org
Se permite su reproducción, mencionando al autor

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